Dos grandes atractivos de esta agradable población que sorprende finalmente a todos los viajeros en su viaje a Madagascar.
En esta etapa finalizamos nuestro periplo por las tierras altas malgaches y da comienzo nuestro descenso a través de la sabana malgache, paisajes desérticos y poblaciones crecidas en medio de la nada.
Los orígenes del papel Antemoro se remontan al siglo VII, cuando los inmigrantes árabes llegados a la costa sureste, Manakara, Vohipeno, Farafangana, Mananjary etc. de creencia musulmana, trajeron consigo el Corán que con el paso del tiempo empezó a deteriorarse.
De ahí que intentaran encontrar una materia vegetal capaz de perdurar en el tiempo.
Encontraron el “avoha” (Bosqueia danguyana) un arbusto de la familia de la higuera (Moraceae) del que con su corteza y tras una serie de procesos artesanales daba lugar a un papel resistente y sobre el que podía reescribirse el preciado Corán.
Un francés llamado P.Mathieu recuperó en 1936 en Ambalavao, esta artesanal fabricación que podremos observar a nuestro paso por el Hotel Aux Bougainvillées.
El mercado de cebúes de Ambalavo se celebra todos los miércoles y en él se dan cita los ganaderos del sur de Madagascar.
En varias ocasiones nos cruzaremos en la carretera con manadas de cebúes que se desplazan desde lejanas poblaciones del sur hasta Ambalavao para su venta, creando un colorido y animado ambiente con ganaderos de las etnias Bara, Antanosy, Antandroy o Mahafaly una esperiencia recomendable en el viaje a Madagascar.